Hace poco, mientras mis hijos de 5 y 3 años hacían su despliegue habitual de juguetes en el salón, me fijé con detenimiento en los Pinypon que ocupaban uno de los vehículos con los que se entretenían. Al observarlos de cerca, caí en la cuenta de lo mucho que estos pequeños muñecos de plástico de la archiconocida marca española Famosa han cambiado. De sus dos característicos puntitos negros y la falta de boca en sus diminutas caras, han pasado, en unas décadas, a lucir con enormes ojos al más puro estilo de dibujos japoneses y sus cabecitas han aumentado considerablemente las dimensiones, conservando, eso sí, igual que antaño, su pelo en tonos pastel y ahora también con boca y pestañas, además de brazos y piernas articuladas.
Con el cambio fisionómico, también ha venido un nuevo logo que, de una tipografía blanca y sencilla, ha sufrido una transformación a un logotipo más grueso y al que se añaden elementos que varían según la temática de sus personajes, colocados sobre la letra “o”(un rayo para los Pinypon Action o una estrella), confiriendo al conjunto un aire más alegre y divertido, que refleja el espíritu aventurero que han adquirido sus protagonistas, que, ahora, además de granjas y casitas, tienen sofisticadas caravanas y mansiones o se divierten en sus segways. Un juguete, en definitiva, adaptado a los nuevos tiempos.
El poder de la identidad visual
A lo largo de la historia, los logos han ido acomodándose a las tendencias, tecnologías y preceptos culturales de cada época. Desde los albores de los primeros anuncios publicitarios hasta la actual era digital, han desempeñado un papel crucial en la construcción de marcas y en la conexión con sus consumidores/as.
Estos pequeños símbolos visuales no sólo son representativos de una empresa, producto o servicio, sino que transmiten la esencia y valores de la marca. Por eso, cuando su diseño se ejecuta correctamente, se consigue un reconocimiento instantáneo, que resulta vital en un mundo saturado de estímulos visuales, donde captar la atención del público es un desafío constante.
De lo complejo a lo simple
En las primeras etapas de la publicidad, los emblemas de las marcas tendían a ser intrincados y detallados al extremo, reflejando la artesanía y el enfoque meticuloso de las empresas. Y es que, no hace falta irnos hasta la Tebas del año 1.000 a.C. -donde se halló el considerado como el primer anuncio de la historia, impreso en un papiro y en el que se solicitaba la búsqueda de un esclavo huido-, para comprender cómo los nuevos tiempos, caracterizados por la rapidez tecnológica, han dado lugar a formas de comunicar más concisas y con mensajes más precisos, dirigidas a consumidores/as con un conocimiento mucho más profundo del mundo en el que nos movemos.
Un ejemplo icónico de esta transición lo encontramos en el logo de Apple que, en sus primeros días, presentaba un diseño detallado con un Isaac Newton sentado bajo un manzano y que, con el tiempo, ha evolucionado a la inconfundible manzana mordida universalmente reconocida y cuyos stickers se utilizan a menudo para adornar vehículos, ordenadores portátiles o estancias de trabajo. Y es que, además de fácil de recordar gracias a su sencillez, representa en sí mismo la simplicidad y la innovación por antonomasia. ¡Brillante trabajo el de Apple!
Adaptación a la era digital
Con la llegada de la era digital, los logos han tenido que adaptarse para funcionar en una variedad de plataformas, desde sitios web hasta redes sociales. La versatilidad se ha vuelto crucial y muchos logos han optado por diseños más simples y limpios para garantizar una visualización clara en diferentes dispositivos y tamaños de pantalla.
Además, la evolución de los logos también ha incluido la introducción de versiones animadas y variantes adaptativas, que están permitiendo a las marcas mantenerse relevantes en un mundo en constante cambio, donde la interactividad y la participación de sus usuarias/os son clave.
Como suele decirse, como una imagen vale más que mil palabras, vamos a hacer un repaso a algunas de las transformaciones más notables de varias marcas emblemáticas a lo largo del tiempo:
Apple
La primera versión del logo de Apple en 1976 era un dibujo de Isaac Newton bajo un manzano. En 1977, se introdujo el conocido logo de la manzana mordida, diseñado por Rob Janoff, que ha sufrido algunas modificaciones sutiles a lo largo de los años.
Nike
El primer logo de Nike en 1971 fue conocido como “The Swoosh” (silbido o zumbido, en español), diseñado por Carolyn Davidson. A lo largo de los años, el Swoosh ha sufrido ligeros cambios en su diseño y posición, pero ha mantenido su forma icónica en representación del ala de Nike, la diosa griega de la victoria, que da nombre a la marca comercial, y el ala representativa de esta.
Coca Cola
En 1886, el logo de la archiconocida bebida azucarada presentaba una tipografía cursiva distintiva que, con el paso del tiempo, se ha ido modernizando y refinando, aunque siempre manteniéndose fiel al estilo original. Sin duda, un claro ejemplo de consistencia y atemporalidad. Y es que, aunque su diseño ha experimentado modificaciones sutiles, la esencia de la marca, siempre asociada a valores emocionales, se ha mantenido a lo largo de los años.
Desde la introducción del icónico contorno de la botella en 1915 hasta la modernización tipográfica en la década de 1950, Coca-Cola ha logrado equilibrar la tradición con la adaptación, permitiendo que la marca conserve su reconocimiento global mientras se adapta a las expectativas estéticas cambiantes y el contexto histórico-cultural.
McDonald’s
Uno de los primeros logos de McDonald’s, en 1948, presentaba un personaje llamado “Speedee” con una hamburguesa. A partir de la década de 1960 la marca daría un nuevo giro para poner el foco en un nuevo público objetivo: las familias y los niños. En ese cambio de target nacía también el archiconocido payaso Ronald McDonald, que daría a su vez, un nuevo nombre a la franquicia: McDonald´s Corporation. Es a partir de este momento cuando llega el cambio visual más significativo de la historia de la marca: su inconfundible “M” en forma de doble arco amarillo, que la haría posicionarse como una de las más reconocidas del mundo.
Chupa Chups
Finalizamos la lista con una marca nacional. Fue nada menos que Salvador Dalí quien recibió el encargo, allá por 1969, de crear una nueva marca gráfica para el archiconocido dulce Chupa-Chups.
Según se cuenta, parece que, en menos de una hora, el artista realizó el trabajo dibujando sobre una servilleta del restaurante donde estaba comiendo. Respetando la marca anterior, Dalí la situó en el interior de una marca geométrica con forma de flor amarilla, como símbolo de cómo debía situarse siempre en la parte superior del caramelo. Y hasta hoy, este dulce que se conoce a escala mundial, tiene una marca gráfica que, con las lógicas modificaciones a lo largo del tiempo, se conserva en la actualidad.
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En constante evolución
La transformación de los logos, por tanto, no sólo es un viaje estético, sino también un testimonio de la capacidad de adaptación y la visión estratégica de las marcas que, bien a través de cambios sutiles o mediante transformaciones audaces, desempeñan un papel crucial a la hora de establecer vínculos profundos con sus consumidoras/es en el siempre cambiante escenario del marketing y la publicidad.
A medida que continuamos avanzando en una sociedad digital y visual, la evolución de estos distintivos de marca seguirá siendo un fenómeno fascinante, reflejo de las tendencias culturales y tecnológicas de nuestra sociedad y, en definitiva, del mundo que habitamos.
*Si te interesa ahondar en la historia y significado de algunas marcas históricas internacionales, te recomiendo el libro “Historias que marcan”, de Eduardo Herrera y Leire F. Iñurritegui. Una auténtica joya…
Foto de Martin Péchy en Unsplash
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