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Optimización de la conversión

Técnicas para mejorar las tasas de conversión en el entorno digital

Qué es el CRO y cómo aplicarlo a tu estrategia de marketing digital

El mundo del marketing digital está lleno de siglas y términos que, en ocasiones, pueden resultar difíciles de comprender. En esta serie de artículos vamos a centrarnos en el concepto CRO, su significado, su importancia y cómo aplicarlo para mejorar las ventas de tu ecommerce o la captación de leads de tu sitio web.

Las siglas CRO (Conversion Rate Optimization) se pueden traducir como “optimización de la ratio de conversión”. Este concepto hace referencia a una serie de técnicas que se emplean para mejorar la tasa de conversión de un sitio web o ecommerce.

La tasa de conversión de un sitio web

Como dijimos antes, el CRO es la optimización de la ratio o la tasa de conversión de un sitio web. Por tanto, antes de hablar de cómo se optimiza, debemos conocer qué es y para qué sirve la tasa de conversión.

La tasa de conversión es uno de los indicadores más importantes de una página web. Sus resultados muestran el porcentaje de visitas que ha realizado una acción que hayamos fijado como objetivo.

El objetivo puede ser cualquiera: comprar un producto, suscribirse a una newsltetter, descargar una prueba gratuita, etc. Sea cual sea el objetivo, la tasa de conversión nos dirá si nuestra estrategia está funcionando.

Imaginemos que tienes una web que vende un sistema de lavado ecológico. Has diseñado una estrategia de marketing digital para aumentar tus ventas online. Tu sitio recibe 500 visitantes únicos cada día pero solo 5 de ellos realiza una compra.

Esto significa que tienes una tasa de conversión muy baja (1%) y que tu estrategia no genera beneficios. Ahí es donde entra en juego el CRO, ya que el siguiente paso será centrarse en cómo optimizar tu sitio web para vender más.

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Cómo usar el CRO para mejorar las conversiones

El CRO te ayuda a mejorar tu ratio de conversión sea cual sea tu objetivo: vender productos o servicios, obtener leads o ganar seguidores en redes sociales. Es decir, no centramos los esfuerzos en ganar más tráfico sino en que los visitantes realicen las acciones que queremos.

En primer lugar, tenemos que averiguar cómo se comportan los usuarios en el sitio web. Esto se realiza con herramientas de medición como Google Analytics. Principalmente, nos interesa saber en qué punto abandonan la web porque probablemente es ahí donde encuentran alguna traba para continuar. Por tanto, tendremos que mejorar la experiencia de usuario para que el usuario no se detenga en este paso y siga avanzando a lo largo del funnel de ventas.

Continuando con el ejemplo anterior, supongamos que has creado una landing page para lanzar una campaña de publicidad con Google Ads y promocionar tu sistema de lavado ecológico.

Al finalizar la campaña observas que el número de clics en el anuncio ha sido elevado y que la visitas a tu web se han multiplicado. Muchos usuarios han clicado en el CTA o llamada a la acción. Sin embargo, casi ninguno ha finalizado el proceso de compra.

Deberías revisar el proceso del formulario de compra y averiguar dónde está el problema. Podrían darse muchas circunstancias: que el sistema de pago no sea cómodo, que algún campo del formulario sea confuso, que los gastos de envío sean excesivos, etc.

En este punto, lo razonable sería realizar tests A/B o multivariante para analizar qué versión funciona mejor. Si quieres averiguar cómo se realizan, no te pierdas nuestro post dedicado a los tests A/B aplicados al CRO.

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