Seguramente estemos afrontando los cambios más disruptivos que han tenido lugar en las últimas décadas.
Seguramente estamos empezando a percibir de manera clara que entramos en una nueva era #yyaNadaEsIgual @ttandem_com
No obstante, aun siendo conscientes que estamos viviendo un cambio radical de modelo, no tenemos la misma claridad respecto de cuál va a ser el próximo statu quo, y por tanto, la complejidad de afrontar la transformación hacia ese nuevo modelo es mayor, si cabe, en la medida que la propia visión del modelo objetivo a alcanzar es difusa.
Son muchas las compañías, cada vez más al rebufo de la ansiada recuperación económica, que promueven iniciativas dirigidas a explotar de la mejor manera posible las oportunidades que brindan los nuevos ecosistemas digitales. Sin embargo, es muy habitual encontrarse a estas mismas organizaciones sin una estrategia clara y compartida, que estimule la acción y comunique la necesidad del cambio.
Algunas teorías desarrolladas en la década de los 90, e impartidas ya entonces en las escuelas de negocios, cobran mayor relevancia al actuar las nuevas tecnologías como factor potenciador y transformador:
El objetivo principal es construir una visión de los escenarios en los que la empresa pueda operar en este futuro próximo, vía @ttandem_com
Y es igualmente importante que, en el proceso, los líderes adquieran la clara comprensión de las fuerzas de transformación.
No cabe duda que, en la medida que lo interioricemos, seremos capaces de crear la conciencia y el sentido de la urgencia necesario para tomar acción. Acción, por otro lado, no exenta de retos, en la medida que impacta de lleno procesos core e incluso en la propia organización, pero, sobre todo, refiere a su cultura y talento.
En el grupo de estudio de las organizaciones del MIT Sloan se preguntaban en el año 1994 cómo serían las organizaciones en 2015. Se apuntaban dos escenarios: grandes compañías multinacionales o una red de pequeñas empresas interconectadas y basadas en comunidades. Hoy ese futuro, que ya ha llegado, tiene más del segundo escenario que del primero.
En este escenario, para ser exitosos, es fundamental la vuelta a la discusión estratégica propuesta por Hamel y Prahalad identificando las competencias fundamentales como la base de la ventaja competitiva de la empresa. El resto, por necesarias pero no fundamentales, serán probablemente ocupadas por otros actores.
Compañeros de viaje que contribuirán en la construcción de una cadena de valor compartida. #yyaNadaEsIgual vía @ttandem_com
También nos estamos enfrentando a retos en la gestión de recursos y la necesidad de generar un capitalismo natural, o eco-capitalismo, más allá del modelo actual basado en un crecimiento constante que ya se agota. Y aunque si bien estos nuevos modelos sociales pueden parecer lejanos o menos relevantes para la empresa, generan una visión radical de la que se derivan implicaciones claras que llaman a dicha acción urgente.
La innovación frenética que está sucediendo es insaciable. La velocidad es crítica. Los cambios suceden en un abrir y cerrar de ojos. Las empresas de nueva creación, start-ups, siguen modelos de inversión y creación ágil, donde prueban el modelo de negocio iterativamente a medida que se va constituyendo la empresa, donde la captura del cliente es muy temprana, y aunque en muchos casos sean fallidos, sin duda suponen una seria amenaza para aquellas empresas que no inviertan en innovación.
En esta nueva realidad, la guerra por el talento y las capacidades en pensamiento sistémico e innovación se convierten en las fuerzas competitivas primarias. Con ese talento,
Las empresas deben poder enfocar la innovación de forma radical para generar nuevos modelos de negocio #yyaNadaEsIgual vía @ttandem_com
Nunca ha sido tan importante para la empresa evaluar adecuadamente las fuerzas de transformación y el impacto de los cambios y la ecuación de riesgo / beneficio. Las empresas que afronten estos cambios como retos tienen una gran oportunidad de crecimiento, mientras que aquellas que reaccionen de forma lenta pueden verse sumidas en una lenta agonía hasta su desaparición.
Y es que amigos pingüinos, nos guste o no, #yyaNadaEsIgual.
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